SINOPSIS
Un joven opina que el cerro
que se alza en medio de la vega de su pueblo, Añover de Tajo, esconde algo
misterioso en su interior. La madre de su amigo relata una tradición añoverana,
según la cual un labrador encontró la cabeza de una Virgen antigua.
Efectivamente, vemos a un joven labriego, Félix, quien cuenta a su hermana
Marcelina cómo ha hallado enterrada la
cara de una muñeca que quiere regalar a la chica que pretende, que ella
identifica enseguida como María, la hija de un tal Daniel, apodado “el Moro”.
Marcelina, al ver la cara, recuerda una tradición del pueblo, según la cual una
imagen de la Dolorosa había sido robada en tiempos remotos, y convence a Félix
de que ha de entregar la supuesta muñeca
al Párroco de la Villa.
En
la siguiente escena nos enteramos que Daniel el Moro es constructor de aljibes
en la comarca de la Sagra, adonde llegó su abuelo procedente del antiguo Reino
de Granada. María revela a una vecina la afición de Daniel a conservar
tradiciones añoveranas.
Suena
música y aparece una rondalla que canta a María en nombre de un pretendiente
que no desea que su nombre se sepa, a no ser por medio de un acertijo, cuyas
claves son proporcionadas a cambio de unas monedas. Al quedarse sola María,
aparece Marcelina y ambas tratan de resolver el acertijo, llegando a un nombre
absurdo. Se une al grupo Félix, que indica a María el modo de dar con la
solución correcta, lo que María, ayudada por Daniel, logra más tarde, para dar
con el nombre del propio Félix, al que ella amaba en secreto desde niña.
La
primera parte se cierra con la entrevista de ambos hermanos con el Párroco, el
cual no quiere saber nada del asunto de la imagen robada, alegando que tal
tradición es una invención de la gente.
Tras
un intermedio en el que se ven pasar, a través de músicas típicas de Añover,
los meses que median entre Todos los Santos y Semana Santa, asistimos a una
conversación entre Félix y Daniel. El primero explica que ha decidido formar,
utilizando la cara desenterrada, una imagen de la Virgen, que piensa situar en
una ermita que proyecta construir en sus tierras, cerca del Cerro, habiendo
recabado para ello el permiso de la autoridad eclesiástica de Toledo. Esta,
antes de otorgarlo, ha decidido enviar al Secretario del Obispo para indagar
sobre la autenticidad de la leyenda. Como la visita es inminente, Félix
solicita la ayuda de Daniel, quien promete que contribuirá con algo que aquel
no espera. A lo largo de la visita, que tiene lugar en las tierras aledañas al
Cerro, Daniel muestra la carta dirigida a un antepasado suyo, en la que se
describe, punto por punto, tanto el famoso robo de la imagen como el camino que
conduce al lugar en que se hallan en ese momento, con numerosos detalles, pero
exceptuando, precisamente, el Cerro, que parece como si no hubiera existido en
el momento de la redacción de la carta. El Secretario se convence finalmente de
que la leyenda es auténtica y promete elevar la petición de Félix al Obispo,
cuya decisión queda en suspenso hasta su próxima visita pastoral.
En
el epílogo volvemos a ver a los amigos del prólogo, quienes, ignorantes del
final de la historia, deciden imaginarlo. Asistimos, pues, a la prometida
visita del Obispo, durante la cual este da su aquiescencia a la construcción,
junto al Cerro, de la Ermita de la Virgen de la Vega, siempre que a la imagen
se le restituya, durante la Semana Santa, su antigua advocación de Dolorosa.
María dona un Niño Jesús para la imagen, dando así origen a la canción
añoverana “La Virgen de la Vega tiene un niñito”. Aparecen de nuevo los amigos
y consideran que el misterio del Cerro ha quedado sin resolver, la cual, según
el más joven, daría para la escritura de otra zarzuela.
Ambos
personajes, unidos a los feligreses, ensalzan el poder de la Música como
“lenguaje de amor”.