Sinopsis
La acción transcurre en La Habana y en conocidos rincones como el Parque Maceo, el puente de la Lisa, calle Vapor; el patio del solar del primero y quinto cuadro podría ser cualquiera de los típicos e innumerables de antaño y de los que todavía quedan bastantes. De un dramatismo brutal y descarnado, alterna con alegres o humorísticos contrastes a cargo de personajes jóvenes los unos y ridículos y caricaturizados los otros. El de Dulzura es un verdadero hallazgo, del que no desmerecen los protagonistas y José. Es el domingo de Carnaval: En el patio del solar Vista Alegre, Dulzura, marido explotador de Rosa la China, lee perezosamente el periódico delante de la puerta de su cuarto; otros personajes se mueven frente a los suyos, mientras el encargado del solar barre y asea el patio. La vieja beata obsesionada por su pasión del juego, requiere al apuntador para satisfacerla. Este se entretiene con la joven Greta, que aspira a ser estrella de cine, a la que acaba de enojar. Las viejas chismosas se regodean en la maledicencia, de la que hacen víctima a Rosa la China, hasta que el encargado las hace callar. Después este recibe las confidencias de Rosa, lamentándose de la vida que su marido la obliga a llevar y del despego de José, a quien ama. Cuando el encargado se marcha, Rosa y José se declaran su amor en precioso dúo. José, gallardamente, proclama sus intenciones a Dulzura y terminan retándose, ante el asombro de todo el vecindario. En el lugar del reto, frente al Torreón, las máscaras se meten con la vieja beata, a quien libran oportunamente sus vecinas doña Tana y Greta. Tras una escena con el apuntador Preciosillo, quien, como siempre, se burla de ellas, éstas van a quejarse a la Policía. Entretanto llega Rosa, ávida de presenciar el encuentro entre Dulzura y José, y se entera de su proyectado compromiso a dirimir un arma blanca para aquella noche en el Puente de la Lisa. De noche, y en el citado puente, Rosa espera la llegada de los desafiados. Aparece Dulzura y se sorprende de encontrarla allí. Ella le ruega que desista de sus intenciones de matar a José, y al no conseguirlo, le arrebata la navaja y se la clava, matándolo y haciéndole caer puente abajo. Al llegar José se encuentra con Rosa, triunfante y desesperada, que le confiesa lo ocurrido. Ante la llegada de una comparsa, se filtran en ella para salir desapercibidos. En la calle Vapor, tras una escena entre doña Calixta, doña Tana y Greta, de paseo de Carnaval, aparecen Rosa y José con dirección a su solar, al que deciden volver y simular ignorar lo pasado. En la fiesta del patio, entre cantos y jolgorios, llega la policía para detener a Rosa por el asesinato de Dulzura, cuyo cadáver ha sido hallado, así como pruebas de su culpabilidad. Entre la desolación y espanto general, Rosa la China es llevada presa.
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